Una mayoría de nosotros vivimos con una crónica falta de tiempo. La ocupación de todas las horas del día deja poco margen a los espacios que requieren de pausa. Una estructura estresante que, en muchas ocasiones, se traslada a los horarios de los más pequeños pero que, sobre todo, limita el tiempo que la crianza necesita. Algunos padres acaban haciendo cosas que sus hijos pueden hacer solos a fin de ganar tiempo –o, como mínimo, no “perderlo” más–. Y aquello que corresponde hacer a los hijos, desde ponerse un zapato hasta gestionar un conflicto, lo solucionan y hacen los adultos previendo que lo más probable es que los niños lo hagan mal. Falta de tiempo para cometer errores En ocasiones se habla de la sobreprotección a los niños, de evitarles las dificultades y ahorrarles pasar por momentos de frustración. Sabemos que este estilo parenteral, fruto a menudo de un excesivo control y muchos miedos, conduce al crecimiento de niños y jóvenes inseguros y...
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